Cuando era niña, empecé el colegio con miedo porque me gustaba mucho estar en casa con mis abuelos, con papá y sobretodo con mi tía. Sin embargo, cuando entré por aquella puerta y una profesora bajita, de ojos azules y con una enorme sonrisa me recibió, mi ilusión por quedarme allí fue enorme.
Ella se llamaba Pili y era una mujer realmente encantadora. Desde ese primer día, todos mis días en el colegio eran momentos de alegría y para mi aquella mujer, era la mejor persona del planeta.
Ahora, años después, estoy estudiando esta profesión que aquella bella mujer me aprendió a amar y quiero añadir una fotografía que muestra realmente lo que yo considero que son las maestras y maestros, SÚPER HÉROES Y SÚPER HEROÍNAS!
Quiero dar las gracias, a parte de a mi maestra de infantil Pili, a las maestras y maestros del CEIP Paradai que en mi primer practicum me enseñaron a amar todavía más la profesión, me dejaron estar con los niños como una más sin despreciarme por no tener el título y sobretodo, siguen abriéndome las puertas de sus clases siempre que quiero ir a visitarlas. De verdad, gracias!